domingo, 24 de agosto de 2014

Eduardo Serrano Orejuela / Potra de nácar



Eduardo Serrano Orejuela
POTRA DE NÁCAR

La mujer más hermosa del mundo pasó a mi lado y yo le recité en homenaje:
   -Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran con ese brillo.
  Se volvió hacia mí, me examinó de arriba abajo como si no creyera en mi existencia y, sin que le temblara la voz, me dijo:
  -Pero ni esta noche, ni nunca, correrás el mejor de los caminos, montado en esta potra de nácar, sin bridas y sin estribos.
  Estupefacto, la vi alejarse para siempre, su negra cabellera flotando en el luminoso viento de la tarde. Desde entonces he renunciado a los piropos eruditos. La luz del entendimiento me hace ser muy comedido.

Guillermo Bustamante Zamudio y Harold Kremer
Segunda antolología del cuento corto colombiano
Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, 2007, p. 150




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