sábado, 29 de octubre de 2011

Edgar Allan García / 69

Beautiful Day
Paco Martos

Edgar Allan Garcia Rivadeneira
69

Tenía la mente clara, el corazón en carne viva y nunca pudo adaptarse a máscara alguna. Quizá por eso muchos sintieron su presencia como una afrenta o una provocación. Lastimarla era fácil pero nadie pudo jamás humillarla. Conocía a la perfección lo que significaba la dignidad porque su fortaleza venía de adentro. La noche en que la asaltó la nostalgia, saltó por la ventana con ganas de volar y sí, logró volar lejos, muy lejos. Solo su cuerpo quedó tendido abajo, como escuchando los latidos de la tierra.

Edgar Allan García
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jueves, 20 de octubre de 2011

Luis Fernando Verissimo / Sexa


Luis Fernando Verissimo
SEXA

–Papá...
–¿Hummm?
–¿Cómo es el femenino de sexo?
–¿Qué?
–El femenino de sexo.
–No tiene.
–¿Sexo no tiene femenino?
–No.
–¿Sólo hay sexo masculino? 
–Sí. Es decir, no. Existen dos sexos. Masculino y femenino.
–¿Y cómo es el femenino de sexo?
–No tiene femenino. Sexo es siempre masculino.
–Pero vos mismo dijiste que hay sexo masculino y femenino.
–El sexo puede ser masculino o femenino. La palabra "sexo" es masculina. El sexo masculino, el sexo femenino.
–¿No debería ser "la sexa"?
–No.
–¿Por qué no?
–¡Porque no! Disculpá. Porque no. "Sexo" es siempre masculino.
–¿El sexo de la mujer es masculino?
–Sí. ¡No! El sexo de la mujer es femenino.
–Y ¿cómo es el femenino?
–Sexo también. Igual al del hombre.
–¿El sexo de la mujer es igual al del hombre?
–Sí. Es decir... Mirá. Hay sexo masculino y sexo femenino, ¿no es cierto?
–Sí.
–Son dos cosas diferentes.
–Entonces, ¿cómo es el femenino de sexo?
–Es igual al masculino.
–Pero, ¿no son diferentes?
–No. O, ¡sí! Pero la palabra es la misma. Cambia el sexo, pero no cambia la palabra.
–Pero entonces no cambia el sexo. Es siempre masculino.
–La palabra es masculina.
–No. "La palabra" es femenino. Si fuese masculino sería "el pal..."
–¡Basta! Andá a jugar.
El muchacho sale y la madre entra. El padre comenta:
–Tenemos que vigilar a este chico...
–¿Por qué?
–Sólo piensa en gramática.




sábado, 15 de octubre de 2011

Ray Bradbury / The Well


THE WELL

By Ray Bradbury

I live in a well. I live like smoke in the well. Like vapor in a stone throat. I don’t move. I don’t do anything but wait. Overhead I see the cold stars of night and morning, and I see the sun. And sometimes I sing old songs of this world when it was young. How can I tell you what I am when I don’t know? I cannot. I am simply waiting. I am mist and moonlight and memory. I am sad and I am old. Sometimes I fall like rain into the well. I wait in cool silence and there will be a day when I no longer wait.




Ray Bradbury
EL POZO
Traducción de Aurora Bernárdez

Vivo en un pozo. Vivo como humo en el pozo. Como vapor en una garganta de piedra. No me muevo. No hago otra cosa que esperar. Arriba veo las estrellas frías y la noche y la mañana, y veo el sol. Y a veces canto viejas canciones del tiempo en que el mundo era joven. ¿Cómo podría decirles quién soy yo si ni siquiera yo lo sé? No puedo. Espero, nada más. Soy niebla y luz de luna y memoria. Estoy triste y estoy viejo. A veces caigo como lluvia en el pozo. Cuando mi lluvia cae rápidamente unas telarañas se forman en la superficie del agua. Espero en un silencio frío y un día no esperaré más.



 

martes, 11 de octubre de 2011

Adolfo Bioy Casares / Tigres

Carlos Saura
El barbero de Miguel
Homenaje a Miguel Hernández

Adolfo Bioy Casares
TIGRES

El tigre cebado se lamenta de no encontrar barbero que le atuse los bigotes.




viernes, 7 de octubre de 2011

Alexandra David-Néel / La persecución del maestro



Alexandra David-Néel
LA PERSECUCIÓN DEL MAESTRO

Entonces el discípulo atravesó el país en busca del maestro predestinado. Sabía su nombre: Tilopa; sabía que era imprescindible. Lo perseguía de ciudad en ciudad, siempre con atraso.
Una noche, famélico, llama a la puerta de una casa y pide comida. Sale un borracho y con voz estrepitosa le ofrece vino. El discípulo rehúsa, indignado. La casa entera desaparece; el discípulo queda solo en mitad del campo; la voz del borracho le grita: “Yo era Tilopa”.
Otra vez un aldeano le pide ayuda para cuerear un caballo muerto; asqueado, el discípulo se aleja sin contestar; una burlona voz le grita: “Yo era Tilopa”.
En un desfiladero un hombre arrastra del pelo a una mujer. El discípulo ataca al forajido y logra que suelte a su víctima. Bruscamente se encuentra solo y la voz le repite: “Yo era Tilopa”.
Llega, una tarde, a un cementerio; ve a un hombre agazapado junto a una hoguera de ennegrecidos restos humanos; comprende, se prosterna, toma los pies del maestro y los pone sobre su cabeza. Esta vez Tilopa no desaparece.